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Cómo dejar ir tus arrepentimientos

La mayoría de la gente piensa que el arrepentimiento es algo universalmente malo. Pero si miras un poco más de cerca, el arrepentimiento en realidad tiene un propósito muy útil en nuestras vidas.

 

Imagina esto, estás en una fiesta donde cada persona presente es una versión pasada de ti mismo. Hay un área de juegos para niños con todas las versiones de niños pequeños de ti. Hay una sala de televisión con tus adolescentes angustiados viendo videos musicales y jugando hasta altas horas de la noche. Luego hay docenas de adultos con los que caminas, bebiendo cualquier basura que bebiste cuando eras joven y no tenías dinero, lo que representa cada uno de los distintos períodos de tu vida: el inseguro, el confiado, el frustrado, el enamorado, el agotado e incluso el periodo perezoso.

 

Ahora, esto puede sonar divertido. Pero creo que esa “Fiesta” se volvería bastante aburrida. La razón es que, al hablar con ellos, sabrías todo lo que ellos saben, mientras que ellos solo sabrían una fracción de lo que tú sabes.

 

Eso no quiere decir que no sería entrañable. Saldrías con tu yo adolescente y les asegurarías que no debe preocuparse, esos dolorosos años de secundaria pasarán y las cosas mejorarán. Hablarías con tu yo arrogante de 23 años y compasivamente los rebajarías un poco. Hablarías con tu yo enamorado y disfrutarías de los sentimientos que está experimentando sin revelarle que habrá peleas y discusiones pero que forman parte de entender que las relaciones no son un cuento de hadas sino un camino cuesta arriba que hay que subir pero que al final vale la pena experimentar.

 

Pero luego estaría ese antiguo yo que querrías evitar... ya sabes. Ese antiguo yo que hizo esa cosa horrible por la que nunca has encontrado una manera de perdonarte. Si finalmente te obligas a hablar con ellos, inmediatamente comenzarías a regañarlos, “¿¡¿Cómo pudiste?!?! ¿Qué estabas pensando? Eres un imbécil, Dios mío.

 

Entonces la “Fiesta” se arruinaría. Ahí estás, Tú Presente desgarrando a tu Yo Pasado, con todos tus yoes pasados ​​mirándote con horror. La “Fiesta” colapsaría en ese momento horrible.

 

La “Fiesta” es una especie de metáfora de lo que sucede cuando te arrepientes. Abandonas y descuidas la celebración de todas las partes interesantes de tu vida para afinar ese error que te persigue.

 

El arrepentimiento es una forma de odio hacia uno mismo. Si quién eres hoy es la culminación de todos los actos que han conducido a este momento, entonces el rechazo de algún acto pasado es, por lo tanto, el rechazo de una parte de ti en este momento.

Odiar una parte de ti mismo en el presente te trastorna psicológicamente. Pero odiar una parte de tu pasado no es muy diferente. Alberga vergüenza y resentimiento. Inculca el autodesprecio. Y te convierte en un verdadero lastre en las “Fiestas”

 

Pero la forma de superar el arrepentimiento es no ignorarlo. Si no alentarlo. Es involucrar a ese yo anterior, hablar con ellos directamente y comprender por qué hicieron lo que hicieron. Es simpatizar con ese yo anterior, cuidarlo y, en última instancia, perdonarlo.

 

 

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1.     Aprendiendo de tus remordimientos

 

¿Cuál es la diferencia entre un error y un arrepentimiento?

 

Yo diría que un arrepentimiento es simplemente un error del que aún no hemos aprendido la lección adecuada. A menudo, nos arrepentimos porque hicimos algo tan catastrófico que es difícil aprender la lección adecuada. Pero a menudo, no nos arrepentimos porque nuestras acciones fueran tan atroces, sino simplemente porque nos falta la imaginación para sacarles algún significado productivo.


Aprender de nuestros errores es un componente tan fundamental para no ser una persona mierda, que no sé ni por dónde empezar. Pero digámoslo de esta manera: si haces algo mal, pero aprendes de ello, entonces, de repente, ese error se vuelve útil. Desarrollar el hábito de aprender de nuestros fracasos es como este elixir mágico que transmuta toda la vergonzosa mierda que vive en nosotros para hacernos mejores. Y si bien es posible que eso no elimine todos nuestros sentimientos negativos, ciertamente evita que las cosas empeoren.

 

El arrepentimiento tiene un propósito adaptativo. Puede ayudarnos o perjudicarnos. Cuando nos arrepentimos, podemos revolcarnos en nuestros errores del pasado o podemos tomar medidas para asegurarnos de no repetirlos.

 

Tal vez arruinaste una relación hace años y todavía duele cuando lo piensas. En lugar de castigarte a ti mismo, úsalo para identificar los problemas que subyacen en tu metida de pata:

 

Tal vez estabas un poco-demasiado ausente.

Tal vez fuiste un poco-demasiado egoísta.

Tal vez no sabías comunicar las cosas.

Tal vez tu amor venía con condiciones imposibles.


La forma en que avanzas no es racionalizando todos estos sentimientos incómodos, culpándote a ti o al mundo por tu desgracia, sino aceptando tus errores, comprendiendo lo que sucedió e integrando esa experiencia en tu comprensión de quién eres hoy.

 

Esto te obliga a asumir la responsabilidad de tus errores, y si realmente asumes la responsabilidad de tus errores, no los repites, para eso está el arrepentimiento.

 

Pero, por supuesto, esto es mucho más fácil decirlo que hacerlo.

 

2. Cuestiona tus narrativas

 

En mis capítulos del Podcast de Palabras de Éxito he explicado que nuestras mentes siempre están construyendo narrativas para explicar nuestros sentimientos y experiencias. Estas narraciones rara vez son precisas y, a menudo, inútiles; sin embargo, las necesitamos porque mantienen nuestro sentido de identidad en su lugar.

 

Al aprender a cuestionar nuestras narrativas, podemos obtener una mayor perspectiva de cuán malo fue realmente lo que hicimos. Y si nos cuestionamos honestamente, a menudo encontraremos que no fue tan malo como pensábamos.

 

Por ejemplo, digamos que Timmy desperdició los ahorros de toda su vida en un esquema piramidal. Timmy se siente horrible. Su esposa lo odia. Sus amigos lo ridiculizan. No puede pagar su renta. Todo se está cayendo a pedazos.

 

En el momento, debido a lo doloroso que es el evento, Timmy construye una narrativa para sí mismo: “Perdí todo nuestro dinero porque soy un idiota y arruiné nuestras vidas. Si tan solo pudiera volver atrás y hacerlo de nuevo”.

 

Timmy ahora se arrepiente.

 

Lo peligroso de narrativas como esta es que se perpetúan a sí mismas. Nuestras mentes son máquinas creadoras de significado, y las narrativas negativas son particularmente perniciosas. Si Timmy cree que es un pedazo de mierda y no sabe administrar su dinero, cada vez que tenga nuevas experiencias, las interpretará a través del lente: "soy un pedazo de mierda y terrible con el dinero”. También interpretará las cosas buenas que le sucedan como simplemente buena suerte, y las cosas malas que le sucedan como su propia culpa.

 

El problema con nuestras narrativas es que son crónicamente a corto plazo, emocionales y egocéntricas. Lo que la narrativa de Timmy no considera es que perder su dinero puede tener algunos beneficios sutiles a largo plazo.

 

Además de aprender a nunca invertir en un tiempo compartido turbio en Los Cabos, su experiencia pondrá a prueba el compromiso de su matrimonio y puede alterar su propia relación y filosofía con el dinero para bien. Puede enseñarle que necesita mucho menos para vivir y sobrevivir de lo que esperaba. Puede desarraigar todos los valores materialistas superficiales que ha estado cargando toda su vida yreemplazarlos con valores no materiales más sanos. Puede poner a prueba sus amistades y acercarlo a ciertos miembros de la familia que lo ayudan en un momento de necesidad. Puede darle una advertencia útil, enseñando lecciones a otros para que no repitan el mismo error.

 

Si extiendes la línea de tiempo lo suficiente y alejas la lente lo suficiente, es posible que Timmy algún día mire hacia atrás y diga: "Eso fue lo mejor que me ha pasado". Y, de hecho, la mayoría de las personas, si hablas con ellas, dicen que sus experiencias más dolorosas fueron a menudo las experiencias más importantes.

 

Pero para llegar a ese punto, tienes que salirte de tu propio camino. Tienes que borrar tus propias narrativas de mierda.

 

 

3. Escuchando nuestro álbum de peores éxitos, en repetición

 

Cuando experimentamos arrepentimiento, estamos eligiendo revivir nuestro pasado. Estamos reproduciendo nuestra narrativa rota una y otra vez. Vivimos como si el pasado siguiera siendo cierto, aunque hace mucho tiempo que dejó de explicarnos bien el mundo, y aunque la narrativa rota sigua hiriéndonos.

 

El problema es que nos identificamos con estas oportunidades perdidas: asumimos estos fracasos como nuestra identidad perdida, la persona que deberíamos haber sido pero que nunca fuimos. Y luego nos torturamos con esa imagen idealizada.

 

Digamos que estás en un trabajo sin salida. Y tal vez no seas el joven pistolero que alguna vez fuiste, así que piensas que es demasiado tarde para hacer algo diferente. Eres demasiado viejo para volver a la escuela, estas demasiado avanzado en tu carrera para cambiar de rumbo y demasiado asentado en tu vida para hacer cambios que afectarán a otros, como tu familia.

 

(Todas estas narraciones probablemente estén equivocadas, por cierto).

 

Así que has construido este yo ideal que refleja quién querías ser hace 10, 15 o 20 años en lugar de quién eres hoy. Tu yo ideal es:

 

Joven, porque es cuando se supone que debes ir a la escuela;

Soltero y sin responsabilidades, porque es entonces cuando se supone que debes desarrollar la base de tu carrera.

 

Como dijo Shakespeare una vez (probablemente) “¿Cómo es esto estúpido? Déjame contarte las formas”.

 

En primer lugar, la juventud es solo esta cosa inventada que decidiste que era importante. No tienes que pensar que es importante si no quieres.

 

Solía ​​pensar que iba a ser político. Luego dejé de perseguir ese objetivo. No me quedo sentado pensando: "Oh, si hubiera continuado ese camino, podría haber sido político, ¿qué me pasa?" No, me di cuenta de que mi deseo de ser político era un ideal totalmente arbitrario en mi mente y podía cambiarlo.

 

La segunda razón por la que esta obsesión por nuestro yo idealizado es tonta es que incluso si de alguna manera revitalizaras tu sentido de la juventud, probablemente requerirías engañarte a ti mismo de alguna otra manera dañina.

 

Mientras tanto, con cada año que pasa, envejeces un poco y asumes algunas responsabilidades más y te alejas cada vez más de este yo juvenil idealizado. A medida que se vuelve cada vez menos alcanzable en tu mente, sientes que tu yo idealizado se desvanece. Y te arrepientes. Te arrepientes tanto, tanto tiempo perdido, tanto tiempo desperdiciado.

 

Pero a la mierda. Deja que esa narrativa muera. Ya no te sirve. Y no es, ni nunca fue, necesariamente cierta.

 

Déjala morir.

 

En su lugar, elige la carrera adecuada como la versión más vieja y sabia de ti ahora que tiene una idea de lo que realmente quiere. ¡Ser mayor tiene tantas ventajas! Úsalas y sigue adelante.

 

Al superar tus remordimientos y aceptar la falsedad de tu yo ideal, te liberas para asumir la responsabilidad del presente.

 

4. Arrepentimientos y responsabilidad

 

He dicho antes que para dejar una relación, tienes que aceptar que una parte de ti, la parte que nació y solo vivió cuando estabas con esa persona, ahora está muerta y desaparecida.

 

Bueno, lo mismo ocurre con los arrepentimientos. Encontrar un cierre para tus arrepentimientos significa dejar que tu yo perdido muera de una vez por todas. Esa muerte es necesaria para que aprendas lo que tu pesar intenta enseñarte.

 

Aquí está la ironía: en tu “Fiesta”, la única versión de ti que puede enseñarte algo que aún no sabes es el “Arrepentido Tu”. Es la única versión de ti mismo que puede mostrarte dónde han fallado tus narrativas, dónde ha fallado tu comprensión de ti, dónde te niegas a asumir la responsabilidad de tu vida y tu dolor.

 

A menudo nos aferramos a nuestros remordimientos como otra forma de evitar la responsabilidad. Y confrontar a nuestro “Arrepentido Tu” hace que esa responsabilidad sea inevitable: tenemos que enfrentarnos y aceptar quiénes somos en realidad. Y eso probablemente va a doler.

 

El arrepentimiento puede llevarnos a través de todo un espectro de estados emocionales. Un lado del espectro es el lamento oscuro que sentimos cuando recordamos lo jodidos y defectuosos que somos. Pero el otro lado del arrepentimiento, el lado que hace que todo valga la pena, es la luz que brilla. Esa luz nos guía a una mejor comprensión de nosotros mismos y, en última instancia, a un lugar de aceptación de lo jodidos y defectuosos que somos.

 

Al final, la lenta combustión del arrepentimiento que continúa durante años es realmente solo una muerte por miles de pequeños cortes. Así que deja que tus arrepentimientos se conviertan en un furioso incendio forestal que mata todo a su paso.

 

Puedes sembrar las semillas de algo mejor en las cenizas.

 

 
 
 

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